13/9/09

Los efectos de la televisión en los niños.

El auge de la televisión ha producido un gran cambio en la vida de los niños. Hoy por hoy podemos notar claramente, como los hábitos cotidianos han cambiado. Los chicos permanecen horas en frente al televisor, privándose de realizar otras actividades de mayor creatividad. El excesivo uso del televisor por parte de los niños, afecta principalmente las habilidades creativas del mismo, disminuyendo la capacidad de imaginar y de participar activamente de todo lo que ocurre a su alrededor. Se produce una sustitución por la imagen visual, la que no requiere en absoluto de ningún acto de elaboración simbólica por parte del niño. Por el contrario la inmediatez de la imagen icónica, convierte al pequeño en un mero espectador pasivo. Obtenemos de esta manera niños con falta de iniciativa, haraganes, con dificultades a la hora de desarrollar su aprendizaje, complicaciones en la lecto- escritura, escaso tiempo para el juego, tendencia al aislamiento, y demás. Asimismo está comprobado que la actividad de ver excesiva televisión genera pasividad, silencio y e inmovilidad en el pequeño. Situación que puede prolongarse si se la deja durante horas, llenando gran parte de la vida del niño y de su tiempo libre. Es sabido que el ser humano, aprende a través de los cinco sentidos. La televisión sólo estimula dos de ellos: la vista y el oído, no ofreciéndole la estimulación completa que el niño necesita para su desarrollo motriz e intelectual. Es así que con el abuso de esta actividad el niño va menguando su potencial para crear y descubrir, hasta llegar al punto de no saber que hacer con el tiempo libre. Apelando siempre al mismo hábito porque no se les ha ocurrido nada, pues su capacidad de pensar y crear se encuentra totalmente atrofiada. Se genera entonces una relación de dependencia con el televisor que no posibilita en absoluto el desarrollo mental ni social del niño, por el contrario produce una enajenación del mismo hacia un vínculo totalmente virtual o ficticio. Estudios realizados indican que un niño en edad preescolar pasa la tercera parte e las horas en las que está despierto viendo la televisión. A veces resultan tan prolongados los tiempos en que los niños permanecen frente al televisor que se producen retrasos en los horarios básicos del sueño, produciendo falta de descanso, dejando como saldo niños irritables, cansados, con descenso del rendimiento escolar, y cuando no despliegan ansiedad, nerviosismo, pesadillas y terrores nocturnos en los chicos, si ellos se acostumbran a ver imágenes muy sanguinarias, o de excesiva violencia. Muchas veces los propios padres son quienes estimulan y facilitan a sus hijos tal actividad, puesto que la misma asegura aunque sea momentáneamente cierto estado de tranquilidad. Pero paradojalmente son los propios padres quienes se quejan de los efectos producidos por la exposición de sus hijos frente al televisor. De esta manera se constata una disminución de los espacios familiares compartidos, un ejemplo muy común en estos tiempos es el de la cena frente al televisor. Ya no queda espacio para el diálogo, ni para la comunicación, mucho menos para compartir actividades tan primarias y esenciales como lo son los hábitos alimenticios. Lamentablemente cada vez son más los niños comprometidos con esta situación, asimismo cada año se venden más televisores, con líneas más modernas como ser los famosos “plasma o flat”, “pantalla plana” y vienen de diversas dimensiones. No es sorprendente encontrar en alguna casa pantallas tan grandes como se ven en los cines. La televisión se convierte entonces en un elemento indispensable de consumo. Podrán faltar artículos de primera necesidad, pero nunca el televisor. Éste es también un mensaje que nuestra cultura actual de consumo nos trasmite, y a la que habría que cuestionar.

En suma

Lo que deberíamos preguntarnos entonces es ¿aprenden realmente los niños de la televisión?, y si es así ¿Qué es lo que aprenden? La televisión puede llegar a ser una importante ventana al mundo sobre todo durante la segunda infancia, porque las capacidades de aprendizaje e imitación están muy desarrolladas. El niño en esta etapa puede recibir información variada en temas de los cuáles pueden contactarse con los valores, pautas culturales y visiones del mundo. Todo esto dependiendo de la intensidad del uso y del tipo de vínculo que se establezca con el televisor. Siempre favoreciendo el vínculo humano sobre el artificial, preservando los procesos de socialización tan importante para el desarrollo y maduración del niño. Formará parte de la enseñanza del niño, potenciar las capacidades físicas e intelectuales del mismo, sin incurrir al abuso de prácticas que fomentan pasividad y dependencia. Como claramente se ve en los niños que pasan horas infinitas frente al televisor, simplemente limitándose a ver y escuchar lo que esa “caja mágica” le trasmite.

Recomendaciones

* Controlar el tiempo que los niños dedican a mirar televisión. Siempre es bueno que miren un rato considerable y que se distiendan. * Compartir con los hijos ciertos programas, y comentarlos con ellos, de modo de incentivar la capacidad crítica en el niño. * Elegir con antelación los programas, evitando aquellos que muestren violencia, agresión, escenas de promiscuidad e intercambio sexual. * Así como hay tiempo para la televisión, es recomendable enseñarles que deben hacerse tiempo para otras actividades que son agradables también, como ser la lectura y el juego. Compartir con ellos estos hábitos, evitan en gran parte la dependencia con el televisor.